
Don Carlos Osoro, ante la imposibilidad de visitar personalmente a los presos por la fiesta de La Merced (24 de septiembre), dirige una carta «a mis hermanos y hermanas privados de libertad en el centro penitenciario de Soto del Real (Madrid V) y en el centro de inserción social Victoria Kent«.
«Os lo he dicho en reiteradas ocasiones, y os lo repito ahora: sin vosotros la Iglesia de Madrid estaría amputada. Vuestra oración atraviesa el cielo y llega a Dios. Lo he comprobado cuando os he ido a ver».
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