El 25 de octubre se creó oficialmente, bajo el paraguas de nuestra Vicaría de Pastoral Social e Innovación, la Comisión Diocesana por la Comunión Eclesial.
La Comisión Diocesana por la Comunión surge por la trascendencia y la necesidad de que el Agua Viva de la Comunión despierte y sea con todos, para todos y entre todos. El anhelo de Comunión existe en todos los bautizados. La Comunión no se puede institucionalizar, como no se puede institucionalizar el alma o el Espíritu. No ha nacido para convertirse en una organización más de las muchas que tenemos en la estructura diocesana. Carece incluso de carácter jurídico. Y se presenta, trasversal, carismática, profética y diocesana, e íntimamente unida a la vocación y misión propias del Obispo, y por tanto, a la vocación y misión de la Iglesia, de todos los bautizados en la Comunión Trinitaria.
La Comisión por la Comunión se establece por acuerdo del Consejo Episcopal, y alentada por el Plan Diocesano de Evangelización y por la aportación de algunos grupos que han sentido histórica y vocacionalmente el anhelo de una Comunión más profunda. Su finalidad es ayudar a despertar en todos los cristianos católicos, en la Diócesis de Madrid, una mayor conciencia y anhelo de la Comunión. Pretendemos recuperar de modo vivo la oración de Cristo: ‘Que todos sean UNO’. Y así, la Comisión, convocada por el Arzobispo, y compuesta por 15 hermanos, ha sido elegida, sin buscar representantes de grupo alguno, y sí buscando personas enamoradas de la Comunión, y pertenecientes a las diversas sensibilidades que se manifiestan y viven en la Iglesia Diocesana.
La Comisión pretende hacer hincapié y resaltar la identidad cristiana, la que nos da el hecho de ser bautizados y discípulos de Cristo Jesús, hijos amados del mismo Padre, y que viven con el impulso del Espíritu Santo en la unidad y la Comunión de la Iglesia. Otra cosa es la pertenencia concreta a una parroquia, a un movimiento, a un instituto, a una congregación o a cualquier otra institución de la Iglesia. Esa pertenencia expone la diversidad poliédrica de la Iglesia. Pero no dejaremos de buscar el modo de evitar pensar o creer que es lo mismo la identidad y la pertenencia. Si lo evitamos, evitaremos una parte importante de la confusión y las divisiones.
Pretende humildemente cultivar y recomponer los ESPACIOS de comunión a todos los niveles en el entramado de la vida diocesana. “Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia” (NMI 45); priorizar y promover la Espiritualidad de la Comunión y la participación” y explorar el cómo responder a ese gran desafío –que nos retó Juan Pablo II en su carta NMI y que ha asumido también el papa Francisco- de hacer “de la Iglesia la Casa y Escuela de la Comunión y la Participación”. ¡Nada más y nada menos!. Y así impregnar de alma y dar vida de modo trasversal a todas las estructuras y comunidades eclesiales; a poner nombre a las máscaras de comunión. Sin juicios y con misericordia; y a ser una mesa para explorar nuevos caminos desde la creatividad.
Quiere ser un pequeño cauce de Comunión participativa, abierta, dinámica, creativa y reconciliadora, que vaya tejiendo redes invisibles y puentes transitables para todos, al mismo tiempo que vaya despertando a una nueva conciencia, la conciencia del «Todos Uno», para el Reino, para el Bien de todos, como iglesia de Jesús.
Intuimos que esta Espiritualidad de la Comunión y la Participación, es una llamada a una renovación profunda de cada uno. Es un revulsivo de conversión y humanización de toda la iglesia. Nada humano nos debe ser ajeno. Humanizar sus instituciones, celebraciones, instalaciones, ministerios pastorales, …. con la acogida, buen ambiente, confianza, escucha, afectos y también con una profecía conjunta y misericordiosa…. “Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una Espiritualidad de la comunión como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades ”; “Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia” (S. Juan Pablo NMI nº 43 y 45).
<< Es esencial en el papel del pastor en la Iglesia particular una “espiritualidad diocesana” que sea reflejo de la “comunión trinitaria”, la cual es el “principal modelo de referencia para la comunidad eclesial”. Nos convertimos “en experto en espiritualidad de comunión gracias a la conversión a Cristo, a la apertura dócil a la acción de su Espíritu, a la acogida de los hermanos. Como bien sabemos, la fecundidad del apostolado no depende sólo de la actividad y de los esfuerzos organizativos, por otro lado, necesarios, si no, en primer lugar, de la acción divina”>>. (Discurso papa Francisco a la Asamblea Internacional de la Confederación Unión Apostólica del Clero. 16 de Noviembre 2017)
Algunas imágenes con las que dar razón de lo que es la Comunión:
- La Comunión es Piedra angular. Que cierra el templo que somos, le da estabilidad y consistencia. El fundamento de todo es la Trinidad. El culmen es la Comunión: la Trinidad y nosotros. Así en la historia. Lo demás se nos dará por añadidura.
- La Comunión de como la gran asignatura pendiente de la Iglesia. Postergada de modo continuado por nuestra preocupación por las cosas de Dios, y las urgencias de las mismas, vividas en nuestros grupos de pertenencia, y que nos hacen correr el riesgo de olvidar o achicar la vivencia de lo esencial, que es la Comunión.
- La Comunión es como el valor en los soldados. Se la presupone en todos nosotros, pero no se activa, salvo en tiempo de persecución.
- La Comunión es como una hoguera que enciende a otra hoguera. En Comunión sois luz. La comunión es la luz que guiará a los pueblos. Encendamos las hogueras unas con otras.
- La Comunión es como la sal que sazona y hace agradable y apetecible el pertenecer a la anciana y siempre renovada Iglesia.
- La Comunión son vasos comunicantes. Alguien conecta con el Agua Viva y comienza a dejar que los vasos, intercomunicados unos con otros, se vayan llenando.
- La Comunión es el pan y el pescado con los que poder alimentar con justicia al pueblo de Dios. Sin ella le hacemos hambrear.
- La Comunión es el fermento de una vida fraterna, fundamentada en el Espíritu de Cristo y en la Trinidad.
- La Comunión es la fiesta. El gozo. Nada produce tanta alegría como estar unidos y en armonía.
- La Comunión es madre crucificada. No es feminismo. Es franciscanismo. “Sed madres unos para los otros”, decía San Francisco de Asís. La unión y comunión generan esta maternidad servicial y crucificada.
- La Comunión es cosa de amigos. Si no hay amistad humana trabada y trabajada, no esperemos que renazca el don de la Comunión. Será verdadera amistad la Comunión se ve aguada y retardada.
- La Comunión es interconexión e intercomunicación. Es redes informáticas. Todos en unión de palabra con todos. Para que el espíritu de todos llegue a todos.
- La Comunión es un nido caliente en el que cabe todo el Cuerpo de Cristo.
- La Comunión se anhela desde el abismo.
- La rueda siempre en movimiento de la Comunión hace que poco a poco vayamos entendiendo y desvelando lo que esconde la Comunión.
- Vicente Morales en el Monasterio de Armenteira, citó: “El que no siembra conmigo, desparrama”. La historia de la Iglesia habla de este desparrame. De una Iglesia desparramada.
- La Comunión de los cristianos es máscara de comunión. J.P. II. NMI
- Los cristianos buscan fuentes, si las fuentes se saben intercomunicadas y se comunican, está naciendo la Comunión.
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Así recogió Infomadrid la noticia sobre la creación de la comisión:
Esta delegación, constituida por un grupo de diez miembros elegidos por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ve la luz después de dos largos años, como asegura el coordinador, Antonio García Rubio, de «gestación orante y discernimiento permanente».
Una noticia, asevera García Rubio, «esperada y trabajada por diferentes realidades eclesiales» y «animada por el entusiasta grupo promotor Ubuntu». El coordinador, además, destaca «la acción constante y el espíritu abierto» del vicario de Innovación y Pastoral Social, José Luis Segovia, así como «la profundidad de la mirada» del cardenal Osoro, «verdadero protagonista, junto al Señor, del don de la comunión». Ellos, revela, «hacen posible hoy la puesta en marcha de esta pequeña herramienta eclesial, con el fin de explorar, promover y potenciar en la archidiócesis de Madrid el anhelo de la espiritualidad de la comunión».
La comisión es un vehículo de activación y contagio de la comunión a través de personas de muy diversas sensibilidades eclesiales, pero movidas por un mismo celo carismático: servir para unir. Un lema, como señala el coordinador, que desea «promover, cultivar, recomponer, ampliar, priorizar y visibilizar la Iglesia como Casa y Escuela de la Comunión», en todos los niveles y ámbitos del entramado de la vida diocesana», y hacerlo «entre todos, con todos y para todos», como indica el lema del Plan Diocesano de Evangelización (PDE).
«Todo está en las manos de Dios», confiesa García Rubio, «y el poder de la fe de los pequeños y de toda su Iglesia hacen realidad que la búsqueda de comunión pase a ser un objetivo de la vida pastoral de la Iglesia de Madrid». Un don que, tal y como subraya, «animará a otras iglesias a dar pasos en esta línea de apostar por lo esencial, la comunión en la misión», que puede ser «el gran acicate para que todo se renueve en unidad y concordia, en la conversión y la reconciliación de todos».
Palabras del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en la reunión constituyente
«Acojo con gran esperanza y tengo mucha ilusión en esta comisión que hoy inicia su andadura. La Iglesia nunca sería creíble sin asumir la comunión. Es parte de mi misión y es una gracia de Dios para mí que haya personas que quieren vivirlo. Es necesario para esto ser pobre. Se trata de ver la belleza del otro. La Iglesia, como Cristo, es misión y comunión. Solo hay misión si existe comunión y comunión si hay misión. Poner la vida en ello porque la comunión urge. Sé que no es fácil esta tarea. En la diócesis hay muchas instituciones, consejos pastorales, equipos de trabajo… Esta mesa por la comunión está llamada a impregnar a todas estas estructuras diocesanas. Si no irradia de comunión la vida de la diócesis, no estaría haciendo su papel».
Programa según la Novo millenium ineunte
1º. «La comunión encarna y manifiesta la esencia misma del misterio de la Iglesia: La comunión es el fruto y la manifestación del amor de Dios Padre al hombre, que se derrama en nosotros a través del Espíritu que Jesús nos da (Rom 5,5), para hacer de todos nosotros “un solo corazón y una sola alma»» (Hch 4,32). Solo «desde esta comunión de amor, la Iglesia se manifiesta como sacramento y signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano» (LG 1). (NMI 42).
3º. «Hacer de la Iglesia la Casa y la Escuela de la Comunión es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza.
Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una Espiritualidad de la comunión como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades.
Espiritualidad de Comunión significa ante todo: Una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, Capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como «uno que me pertenece», Capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un «don para mi», y saber «dar espacio» al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros.
No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento» (NMI 43).
4º. «Solo la Espiritualidad de la comunión da un alma a la estructura institucional… Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia» (NMI 45).
5º. «Esta Espiritualidad de comunión haría que no cayéramos en reducir las comunidades cristianas a agencias sociales, así como superar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista» (NMI 52).